Semana de la lactancia materna

Semana de la lactancia materna

En agosto de 1990 OMS y UNICEF firman una declaración señalando la necesidad de promover, proteger y apoyar la lactancia materna e inician una campaña que busca sensibilizar, informar y crear las condiciones que permitan a las mujeres amamantar a sus hijos durante los primeros seis meses y a continuar la lactancia materna por dos años o más. Desde ese entonces la primera semana de agosto de cada año se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia Materna 

En el 2021 la semana se celebra bajo el lema: “Proteger la Lactancia Materna: Una Responsabilidad Compartida” procurando enfatizar la importancia de contribuir desde diferentes lugares a posibilitar la lactancia como un componente relevante en el derecho de niños y niñas a un desarrollo pleno.

La lactancia y el desarrollo infantil

Diferentes disciplinas científicas coinciden en la importancia de la lactancia para el desarrollo de los y las bebés. Esta relevancia no se limita al aspecto nutricional, sino que se asocia también a lo emocional y tiene efectos sobre el sistema  inmunológico.

La superioridad de la leche materna como alimento durante los primeros meses de vida viene determinada por su composición, que se adapta a las necesidades del lactante y varía a lo largo de la lactancia, a lo largo del día, e incluso a lo largo de cada toma.

Pero los efectos beneficiosos de la lactancia materna sobre el desarrollo del bebé no están relacionados solamente con la composición de la leche sino con el acto de amamantar en  tanto forma singular de encuentro, de contacto corporal y emocional frecuente entre madre-hijo: el intercambio de miradas, el  abrazo, la succión directa del pecho materno que provoca en la madre una serie de procesos hormonales  y facilita una relación de apego seguro esencial para su desarrollo como persona independiente y segura. Por todo ello, la lactancia materna es el método de preferencia para la alimentación y crianza del lactante y el niño pequeño y constituye un aspecto central en el “buen comienzo de la vida”.

En las últimas décadas los avances de las neurociencias han confirmado lo que desde mediados del pasado siglo afirmaron los psicólogos estudiosos del desarrollo temprano. Los niños y niñas desde el inicio de la vida tienen Derecho al desarrollo pleno y esto implica asegurar el acceso a experiencias favorecedoras siendo la lactancia una de ellas.

Las experiencias en los 1000 primeros días de vida son fundamentales para la formación de la personalidad, estabilidad emocional, capacidades cognitivas, competencias sociales, incluso la salud, que le permitirán afrontar los desafíos a los que se enfrentara en las futuras etapas de su desarrollo. Esta etapa constituye un periodo crítico para el desarrollo del cerebro, también llamada ventana de aprendizaje, ya que el desarrollo de las conexiones neuronales es muy acelerado. Paralelamente, el desarrollo cerebral también depende del entorno, es decir, de las experiencias e interacciones con sus progenitores o cuidadores principales entre los cuales la lactancia es una experiencia relevante.

Lactancia en tiempos de pandemia

En el marco de la pandemia de COVID 19 debemos enfatizar que la leche materna es la mejor protección contra enfermedades. Contiene anticuerpos específicos contra los virus a los que estamos expuestos. La mujer, a través de su leche, le transfiere al bebé las defensas que lo protegen de las enfermedades respiratorias del entorno. El virus COVID-19 no se transmite a través de la leche materna. En tiempos de coronavirus, más que nunca, la lactancia materna ayuda a proteger a niños y niñas.

Lactancia materna: facilitadores y obstáculos

El hecho de que muchos niños no accedan a esta experiencia en la forma, constancia y durante los periodos temporales deseables no es responsabilidad exclusiva de las madres. Se hace necesario analizar las condiciones culturales, sociales y económicas de ejercicio de la maternidad.

Existen diferentes factores del entorno que facilitan u obstaculizan la lactancia. Estos pueden ordenarse desde lo micro del entorno más inmediato hasta niveles macrosociales asociados tanto a lo cultural como a la protección jurídica y la dimensión económica.

La dimensión de género y su reflejo en la vida familiar no es ajena al problema. Un aspecto facilitador de la lactancia es el grado de responsabilidad que asumen las figuras masculinas en el cuidado y crianza de los niños en edades tempranas. Su participación en las tareas hogareñas y en la crianza se relaciona directamente con las posibilidades de habilitar, promover y sostener la lactancia por parte de las madres.

En la región existe legislación laboral que procura facilitar la lactancia. No obstante, ya sea por insuficiencia de los marcos legales, por incumplimiento de estos, o por las condiciones de informalidad o precariedad en que trabaja un alto porcentaje de mujeres en las Américas la actividad laboral continúa siendo uno de los principales obstáculos para la concreción y adecuada prolongación de la lactancia.

A pesar de las acciones de sensibilización realizadas desde diferentes actores continúan existiendo actitudes de discriminación o censura hacia aquellas madres que amamantan en espacios públicos o incluso en sus lugares de trabajo.

Otra amenaza que cae sobre la lactancia es la utilización abusiva de sucedáneos. Si bien la aprobación por parte de la OMS del “Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna“en mayo de 1981 constituyó un paso trascendente en la protección de la salud infantil contra las presiones de la industria farmacéutica, esta amenaza continua latente.

El Código establece explícitamente la prohibición de la publicidad, la utilización de estrategias de venta y toda forma de promoción para el público en general y para las mujeres embarazadas, madres o miembros de sus familias. Las etiquetas de los productos no deben contener imágenes que idealicen el uso de sucedáneos de la leche materna. La información incluida en las etiquetas debe explicar los beneficios de la lactancia materna y los costos y peligros asociados con el uso innecesario o incorrecto de preparaciones para lactantes y otros sucedáneos de la leche materna. Si bien este Código fue incorporado en forma total o parcial por casi la totalidad de los estados, la presión del mercado sobre los sistemas de salud infantil persiste bajo nuevas a variadas formas.

La lactancia materna es un ejemplo más de las tensiones que atraviesan el campo de la niñez y la forma en que estas promueven o vulneran sus derechos en todas las fases de su desarrollo, de su análisis queda en evidencia la contradicción entre el Interés Superior del niño y otros intereses que predominan en nuestras sociedades.

 Víctor Giorgi, Director General del IIN-OEA